Con PSIB y Més per Mallorca

Han registrado una (PNL) para anular los Acuerdos Iglesia-Estado y la enseñanza religiosa escolar.

Hay que recordar que la Conselleria de Educación y Formación Profesional trabaja para la implementación de la religión islámica en las aulas baleares.

La diputada de Unidas Podemos en el Parlament Gloria Santiago, que ha impulsado esta iniciativa, ha afirmado que «profesar o no una religión es parte de la libertad individual», un derecho que «tiene que ampararse», si bien ha de ejercerse en los espacios privados, ha detallado el partido en una nota.

Según Santiago, el principal objetivo de esta PNL es conseguir una enseñanza laica, en coherencia con la condición aconfesional del Estado promulgada en la Constitución.

«La escuela pública tiene que ser un espacio donde se desarrolle el pensamiento, la creatividad y el espíritu crítico sin dogmas religiosos ni condicionamientos, en plena libertad”, ha argumentado la parlamentaria, que ha pedido al Gobierno estatal que revise los acuerdos con la Santa Sede.

Ha insistido en que la enseñanza de Religión en los colegios es «una más de las herencias impuestas por la dictadura franquista» y ha abogado por liberar a la escuela pública de «viejos mandatos».

Ante esta iniciativa, nos gustaría preguntar a la señora Santiago cómo puede afirmar que es un derecho profesar la religión sólo en la medida en que se haga privadamente. El espacio público no es neutral y lo constituyen las mismas personas que profesan la Religión. Tampoco se puede pretender que las personas profesen el amor a la patria, a la lengua o a la familia sólo en el ámbito privado. Por lo mismo, también habría que reducir a espacios privados el laicismo, que se nuestra diputada propugna como religión pública única y obligatoria.

Por otro lado, ¿dónde habla la Constitución Española de «aconfesionalidad«? Le retamos a que encuentre esa palabra en el texto citado (¿se lo habrá leído?). Lo que dice la Constitución es que «ninguna confesión tendrá carácter estatal» (art. 16.3). Pero esto es precisamente lo que profesa el Islam, la religión que introducen en la escuela nuestros «laicistas». En efecto, esta religión no distingue entre política y religión. Es creencia y es al mismo tiempo, Estado. En ella, la autoridad religiosa es la misma autoridad política. Precisamente el Cristianismo, con su irrupción en la historia, introdujo esa novedad de la distinción -que no separación ni contraposición- entre el poder civil y el espiritual.

Por su parte, ¿qué contradicción existe entre los dogmas religiosos y el pensamiento, la creatividad y el espíritu crítico? ¿No cultivaron el pensamiento, la creatividad o el espíritu crítico Francisco de Vitoria, Nicolás Copérnico, Gregor Mendel, Miguel Ángel o Antoni Gaudí, entre otros? Todos estos ilustres personajes de la ciencia, el arte, o el derecho profesaron esos dogmas. ¿Habría que expulsarlos también del curriculum?

Además, ¿en qué consiste renunciar a los dogmas religiosos en la escuela? ¿En introducir la Religión Islámica? Por lo visto, esta Religión no tiene ningún dogma, no cree en nada, ni tiene ningún contenido.

Por último, y como no podía ser de otro modo, esta iniciativa tenía que hacer referencia al franquismo. La Religión en la Escuela es «herencia del franquismo», afirman con grandilocuencia. Lo que pasa es que religioso era también el hombre prehistórico. Ahí están los yacimientos arqueológicos que lo corroboran, con sus vestigios de enterramiento y ritos funerarios. Quizás tenga que ver más bien con la naturaleza humana, que es espiritual, y no a una conspiración tardofranquista en la sobra.

Por la misma razón, también habría que abolir las artes o las ciencias, que también se cultivaron en ese período histórico. O, ya puestos, se podría acabar con el suministro de agua, que tanto y con tanta grandiosidad -propia de esos regímenes- llevó a cabo Franco, realizando obras hidráulicas faraónicas, a costa del contribuyente…

En fin, los diputados podrían dedicarse a tareas más útiles para la recuperación económica, laborar y moral de la sociedad, en vez de repetir los tópicos del manual básico del político profesional.

Fuente: Mallorca Diario y Religión en Navarra