La clase de Religión
El debate político y mediático sobre la asignatura de religión en la escuela pública, aparece y desaparece con cierta frecuencia. Unas veces son los cambios legislativos, como en estos días, otras son campañas normalmente en su contra, otras a favor. Recientemente el ministro Wert, calificaba de política la decisión del gobierno de modificar la asignatura de religión en el borrador de la LOMCE. Un argumento, el del ministro, al menos manifiestamente mejorable.
Partiendo de la libertad de expresión y de opinión que todos tenemos, es bueno recordar algunos puntos que nos puedan situar adecuadamente en esta cuestión.
La presencia de la asignatura de religión en la escuela es claramente constitucional, obedece a la demanda de las familias, no debe depender de la consideración política del gobierno de turno, continuas sentencias de los tribunales españoles la avalan. Instancias internacionales, como por ejemplo el Consejo de Europa, recomiendan vivamente el estudio de las religiones. Por eso no es extraño ver que en todos los sistemas educativos europeos, en unos casos de modo obligatorio y en otros como en España, de modo opcional, está presente la asignatura de religión. Incluso en Finlandia, país referente por sus excelentes resultados educativos, se estudia religión. Francia es la excepción, y el agarradero de aquellos que quieren que esta asignatura desaparezca de la escuela.
En todos los casos, el profesorado de religión tiene una doble capacitación, por un lado los estudios civiles correspondientes, y por otro la especialidad.
Hay aspectos que pueden mejorar respecto a esta asignatura, a nivel pedagógico, laboral, organizativo etc., pero los padres y madres que optan por Religión, saben que sus hijos e hijas están en manos de profesionales de la educación con un aval de formación y de actualización pedagógica al menos equiparable al resto del profesorado de su mismo centro, y que, unos y otros, trabajamos cada día por una escuela pública de calidad.
Llama la atención que, en una sociedad como la nuestra, donde parece que lo religioso está de capa caída, sigue habiendo una fuerte demanda por la asignatura de religión en la escuela pública. Un reciente estudio al respecto, indicaba que la mayoría de los padres apuntan a sus hijos a esta asignatura, por los valores que propone y el aumento de la cultura que les proporciona a sus hijos e hijas.
Esperemos que definitivamente la LOMCE asiente en el sistema educativo la presencia de la asignatura de religión, y que aquellos que no opten por ella, puedan cursar una asignatura digna y con un contenido serio en valores culturales, sociales, históricos y éticos. De este modo, conseguiremos que unos y otros, desde el máximo respeto a la libertad personal, sintamos que, como en el resto de Europa, la escuela pública es también un espacio de formación abierto, plural y democrático.
FERNANDO JORAJURÍA ZABALZA
Federación de Enseñanza USO-Navarra
Fuente: www.diariodenavarra.es
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