Y Gallardón presentó su reforma de ley del aborto y volvió a defraudar a los que inexplicablemente se sienten defraudados por un partido que no defiende la vida ni la defenderá nunca.
El ministro de Justicia del PP anunció la vuelta a la ley de supuestos de 1985 (salud física y psíquica de la madre, violación y enfermedad del feto incompatible con la vida ) que en España suponía unos 120.000 abortos al año, más incluso que la ley Aído.
Es verdad que con la ley de Gallardón serán dos médicos y no sólo uno los que podrán dar su consentimiento para abortar por razón de la salud psicológica (que era el gran coladero de la ley anterior), es decir, serán dos médicos y no sólo uno los que se lucren a costa de hacer el paripé para que se pueda acabar impunemente con la vida del no nacido.
Y es que no hay término medio entre la vida y la muerte, se promueve la vida o se combate. Una sociedad que convierte al no nacido en su enemigo y a la mujer en un peligro por su posible maternidad es una sociedad que se muere. Y esto, aunque lo haga el PP, clama al cielo.
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