FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA EN PAMPLONA

ACTOS

El domingo, 15 de abril en la Santa Iglesia Catedral:

– A las 18:00 horas: Exposición del Santísimo Sacramento y meditación del mensaje revelado a Santa Faustina.

– A las 18:30 horas Rosario de la Divina Misericordia (Coronilla).

– A las 19:00 horas Santa Misa celebrada por Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián.

Del viernes 13 al 15 de abril: Solemne Triduo de preparación a la festividad del domingo.

– A las 18:00 horas, en el Oratorio San Felipe Neri, en la capilla de la Divina Misericordia (c/ Nueva, 12. A 20 metros del Hotel Maisonnave), Exposición del Santísimo Sacramento y meditación del mensaje de Jesús a Santa Faustina.

– A las 18:30 horas Rezo del Santo Rosario de la Misericordia (Coronilla)

– Y a las 19:00 horas celebración de la Santa Misa.

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Aunque para muchos todavía resulte desconocida esta devoción, en nuestra tierra navarra es innegable que en poco tiempo ha conocido una expansión sin precedentes y una gran aceptación, sobre todo, entre los católicos más jóvenes. Ciertamente la sencillez del rezo de la coronilla junto con la profunda y sincera piedad que ésta emana ha hecho que millones de católicos de los cinco continentes la recen todos los días y sea una de las oraciones más “de moda” en la Iglesia Católica. Pero ¿Cuál es el origen de esta devoción? Lo veremos a continuación.

Todo comenzó en la Polonia de los años 30, teniendo por protagonista a una simple y humilde monja, sin apenas instrucción y es que cuando Dios quiere revelar un mensaje a la humanidad, no busca a los más importantes y sabios, sino que se revela a través de los más sencillos y humildes, que saben ser dóciles a sus inspiraciones y gracias. La joven hermana se llamaba Sor Faustina Kowalska.

Faustina Kowalska, nació en Glogowiec en 1905, cerca de Cracovia. Tras una adolescencia llena de gracias, padeceres y extraordinarias experiencias espirituales entró, pocas semanas antes de su vigésimo cumpleaños, en la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de Misericordia, conocidas como las “Hermanas Magdalenas” y dedicadas a la educación de jóvenes de bajos recursos, adoptando el nombre María Faustina. En 1928 tomó los votos definitivos como monja y a lo largo de su corta vida recorrió varios conventos de su orden encargándose siempre de los trabajos menos vistosos y más sacrificados: la cocina, el jardín, la limpieza del convento o atendiendo la puerta.

Corría el año 1931 cuando destinada al pequeño convento del hermoso pueblo de Ploch, en el cual se ocupaba de hacer el pan y cocinar para sus hermanas, tuvo una revelación. Ella misma nos lo cuenta en su diario:

En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos: uno era rojo y el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad. Después de un rato, Jesús me dijo: “Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción: ¡Jesús, yo confío en Ti! Yo deseo que esta Imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero. Yo prometo que el alma que honrare esta imagen, no perecerá. También le prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a la hora de su muerte. Yo, el Señor, la defenderé como a Mi propia Gloria.

“Los dos rayos indican Agua y Sangre. El rayo pálido significa el Agua que hace las almas justas. El rayo rojo significa la Sangre que es la vida de las almas.”

“Estos dos rayos salieron de las profundidades de Mi tierna Misericordia, cuando Mi corazón agonizado fue abierto por la lanza en la Cruz.”

Faustina, fuertemente impresionada por la visión habló de lo ocurrido con su confesor el cual, identificando inmediatamente lo oído como real, ordenó a la joven monja escribir en un diario todas sus experiencias, sensaciones y revelaciones que desde 1931 hasta la muerte de Faustina fueron muchas. Hoy gracias a ese documento conocemos de primera mano el mensaje de la Divina Misericordia.

Faustina procurando hacer lo mandado por el Señor contactó con un pintor local y éste al arreglo de las descripciones y datos que le aportaba la monja pintó el cuadro que hoy veneramos como la imagen del Jesús de la Divina Misericordia.

Los años pasaban, la década de los 30 avanzaba y Faustina recorría Polonia de convento en convento. El Señor seguía apareciéndose. El viernes 13 de septiembre de 1935, Jesús reveló a santa Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo, la Coronilla. Ella lo escribe así:

“En la noche, cuando estaba en mi celda, vi un Ángel que era el ejecutor de la justicia de Dios. Estaba vestido con una túnica brillante, su cara gloriosamente iluminada y una nube bajo sus pies. En sus manos tenía truenos y relámpagos. Cuando vi las señales de la ira divina, con las cuales cierto país de la tierra sería castigado de una manera particular, imploraba al Ángel, pero noté enseguida que mis plegarias eran impotentes contra la ira de Dios… En el mismo momento vi a la Santísima Trinidad, que irradiaba Majestad y Santidad incomparables. Al mismo tiempo oí interiormente palabras, con las cuales empecé a implorar fervorosamente por la salvación del mundo. Y ¡Oh milagro! el Ángel era impotente contra esta oración y no podía ejecutar el justo castigo. Las palabras con las que imploraba la misericordia de Dios eran las siguientes: “Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

El Señor había aportado ya a Faustina los dos instrumentos para lograr que el hombre alcanzara la Misericordia Divina: El cuadro y la coronilla. El tercer mandato que Cristo dio a la monja fue que todos los días a las 3 de la tarde rezara la coronilla delante de la imagen, pues esa hora era la hora de la gran Misericordia, la hora en la que Jesús murió en la cruz en redención del hombre.

Sor Faustina murió de tuberculosis el 5 de octubre de 1938, en Cracovia, con apenas 33 años. Pronto su mensaje empezó a extenderse por su patria. Ya en 1936 su confesor, el beato Padre Miguel Sopocko hizo imprimir la coronilla en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina Misericordia. Por diversas circunstancias, que hoy carecen de importancia, esta devoción estuvo prohibida durante varias décadas. Fue en año 1978, estando ya Juan Pablo II, ese gran polaco, en el sóleo pontificio quien permitió y procuró expandir la el amor y la devoción hacia la Divina Misericordia.

El Beato Juan Pablo, gran conocedor del mensaje de sor Faustina, hizo realidad la petición que Jesús había hecho a la monja polaca décadas atrás. Cristo quería una fiesta litúrgica en honor a su Misericordia y Juan Pablo II la instituyó el primer domingo de Pascua. El mismo Papa promulgó una encíclica tratando el tema, Dives in Misericordia, y canonizó en el año 2000 a Faustina Kowalska.

Las promesas hechas por Cristo a la joven monja polaca son innumerables. Cristo mismo promete la salvación a quienes propaguen la devoción a su Misericordia, a los devotos, afirma que el mayor pecador del mundo habiendo rezado una sola vez con fe verdadera y arrepentimiento la coronilla se salvará, promete la salvación a aquel difunto delante del cuerpo del cual se rece la coronilla… son innumerables los bienes espirituales que Jesús promete.

La juventud católica, sobre todo, ha acogido el mensaje de Santa Faustina de una forma increíble. Es muy frecuente ver en retiros, encuentros, jornadas diocesanas o JMJ a gran cantidad de jóvenes con la estampa de Jesús de la Divina misericordia o simplemente rezando la coronilla.

Ciertamente, con esta devoción Dios nos ofrece “un chollo”. Siendo conscientes de todo lo que Cristo promete a los seguidores de su Misericordia y del bien que se hace a la humanidad rezando la coronilla, practicando la novena… dejar de hacerlo resulta una insensatez.

Cuando uno reza la coronilla pide por el “perdón de nuestros pecados y los del mundo entero”. Ese “nosotros” engloba al que reza y a todos aquellos a los que encomienda, a todos aquellos, vivos y muertos, que necesitan de nuestra oración. Cuando decimos “y los del mundo entero” rogamos por aquellos que viven y no conocemos, por aquellos que murieron y no conocemos y en general por la salvación de todos. Cuando entiende el bien que puede hacer rezando a la Divina Misericordia… no puede dejar de hacerlo.

En nuestra diócesis, poco a poco, se va extendiendo el amor a esta advocación de Jesús. No resulta raro ver el cuadro de la Divina Misericordia en algún rincón en templos y capillas. En Navarra la primera capilla dedicada a la Misericordia se abrió en Lesaka, en el año 2007 y todos los días se celebra misa en ella.

En Pamplona cada último viernes de mes en la capilla de San Felipe Neri, pertenciente a la parroquia de San Saturnino, se honra a la Divina Misericordia con el rezo de la coronilla y la exposición del Santísimo. Allí dará comienzo la Novena el Viernes Santo. Una buena ocasión para acercarse y conocer este regalo insondable de Dios: Su Divina Misericordia.

Fuente: www.iglesianavarra.org

2 comentarios en “FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA EN PAMPLONA”

  1. mª. maravillas hurtado

    yo maravillas ruego a todo el mundo que haga a diario le coronilla y vera grandes milagros en su vida y en la de su familia, se lo digo por mi propia experiencia, JESUS CONFIO EN TI, HAGASE TU VOLUNTAD SEÑOR

  2. Os animo a todos a participar en esta devocion a la Divina Misericordia que segun mi propia experiencia concede verdaderos Milagros en la vida de todos aquellos que adoran su imagen.
    Elvira, una Navarra que vive en Inglaterra.

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