EL NAVARRO QUE, CON LA FE, EXTENDIÓ LA LETRA Ñ AL PACÍFICO: PRIMER LITERATO EN LA LENGUA CHAMORRO

OMPress 6 de diciembre de 2015

El navarro que, con la fe, extendió la letra Ñ al Pacífico: primer literato en la lengua chamorro
Los misioneros capuchinos navarros que llegaron a Guam en 1915… la foto es de 1920, fray Román está sentado, el primero a la izquierda

Este año se ha cumplido un siglo de la llegada del misionero español Román María de Vera a Guam, una isla en medio del Océano Pacífico. Han pasado 100 años desde que llegara a la isla el que sería el maestro de su lengua originaria: el chamorro.

Era el año 1915 y resultaba peligroso viajar en un mundo arrojado a la locura de la Primera Guerra Mundial.

Este misionero había nacido en 1878 en Vera de Bidasoa, Navarra, y su nombre civil era Román Dornacu Olaechea. Fue al unirse a la Orden Capuchina cuando adquirió como apellido el de su villa natal y como nombre el de la Reina del Cielo, convirtiéndose en Román María de Vera.

Al unirse al distrito capuchino “nullius” – literalmente “de ninguno”, por no estar unido a ninguna provincia o región española – significaba que una vez que se hubiera formado adecuadamente su destino serían las misiones.

Era robusto y tenía facilidad para las lenguas así que era un candidato ideal para los remotos destinos de los capuchinos.

El 15 de mayo de 1901 era ordenado sacerdote y enviado a Filipinas por sus superiores. El joven fraile capuchino aprendió rápidamente las lenguas de sus feligreses filipinos: el tagalo, el pampango y el bicol.

Sólo tres años después publicaba en Manila “Gramática Hispano-bicol según el método de Allendorf”. También aprovechó para perfeccionar su dominio del inglés. Todo esto, mientras desempeñaba una gran labor de evangelización en Manila, Sariaya, Corregidor, Bataan, Pasay, Malabon, Tayabas y Lucena.

En 1908 Filipinas pasaba a depender de otra provincia de los capuchinos, por lo que el padre Román de Vera volvió a España.


Fray Román en Guam

En 1915 comenzaba su labor en un nuevo destino misionero, Guam. Se trataba de una isla del archipiélago de las Marianas, a más de 2.000 kilómetros al este de Filipinas. En medio del Pacífico. Durante tres siglos había sido colonia española, pero, cuando fray Román llegó, era lo que es hoy, un territorio no incorporado de los Estados Unidos.

En poco tiempo se hizo un experto en la lengua chamorro, convirtiéndose en la referencia para el resto de misioneros que llegaban a la isla. Aprendían la lengua gracias a él.

Cinco años después de su llegada a Guam, en 1920, publicaba el primer libro traducido al chamorro. Sería la primera publicación de las más de 30 que publicaría en su vida, entre ellas un diccionario chamorro-español en 1932.

Junto a su labor literaria también desarrolló una gran labor misionera de predicación y de promoción social. En 1918, cuando se desató la epidemia de la gripe – que causaría millones de muertos en todo el mundo y sería conocida como la “gripe española” – De Vera estuvo a la cabeza en el cuidado y visitas a los enfermos, y en la organización de la quema de cadáveres para que no se extendiera aún más la epidemia.

Por la increíble labor llevada a cabo en aquella dura prueba para Guam, recibió incluso una mención del presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson. En 1950, tras 35 años como misionero en su amada isla, fray Román de Vera era enviado a Filipinas. Moriría en 1959.

[Hoy la diócesis de Agaña, en Guam, cuenta con 184.000 habitantes, de los que el 85% son católicos, organizados en 24 parroquias].

Su labor de promoción de la lengua autóctona de Guam recuerda la de muchos de los misioneros que llegaron a América en los inicios de su evangelización. O la de tantos otros misioneros de Asia que se hicieron verdaderos expertos en la lengua de aquellos a los que fueron enviados a llevar el Evangelio. De Rhodes en Vietnam o Thomas Stephens en el sur de la India, son dos ejemplos.

De Vera fue no sólo un hábil lingüista sino también un verdadero promotor de la lengua chamorro, al ayudar a mejorar a los propios habitantes de Guam su dominio de la misma y convertirla en lengua literaria.

Promovía la utilización de la palabra auténtica en chamorro, en vez de usar la prestada por el español – fruto de tres siglos de presencia en la isla- , preservando así las raíces de la lengua.

Además, puesto que la mayor parte de los isleños eran católicos, las obras religiosas de Fray Román eran muy leídas. Sus escritos y su impulso a la lengua fijaron la ortografía en chamorro.

A pesar de intentar preservar la lengua arcaica de la manera más fiel posible, el misionero navarro dejó que una letra muy española formara parte del alfabeto chamorro. La ñ de Hagåtña – pronúnciese Agaña – la capital de Guam, recuerda de dónde salieron los misioneros que llevaron la palabra de Dios a la isla.

[Añadido de ReL: El chamorro es una lengua malayo-polinesia, aunque hasta un 50% de su vocabulario se ha visto influido por el español. Usa la letra «ñ». Lo usan unos 50.000 hablantes en Guam, Saipán, Tinián, Rota, Yap y Ponapé. Todos los números los toma del español (Unu, dos, tres, kuåtro, sinko, sais, siete, ocho, nuebi, dies) y mantiene muchas expresiones muy cercanas al español («Felis Nabidat yan Añu Nuebu» es «Feliz Navidad y Año Nuevo») como Adios, Felis Kumpliañus, Buenas Dihas, Buenas Tåtdes, Buenas Noches, Asta otru diha o Buen probecho (que en realidad significa «de nada»). En este vídeo en chamorro preguntan a una niña su edad, saluda («adiós»), sus colores favoritos, lo que estudia… ]

Fuente: www.religionenlibertad.com

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