Oración del Padre Nuestro en árabe
En un mundo tan global como el actual, es importante para cualquier cristiano saber la oración del Padre Nuestro en diferentes idiomas, también en árabe. En efecto, no pocos cristianos se dirigen a Dios en esta lengua (Palestina, Líbano, Jordania, Egipto, Siria, Irak, Cisjordania, Gaza y emigrados a países europeos y americanos). Muchos de ellos, además, se encuentran en situaciones muy difíciles precisamente por su fe. Por eso, es importante que los creyentes que nos encontramos en otros lugares o en una situación muy diferente a la de ellos nos acerquemos a su realidad para conocer cómo viven y compartir sus alegrías y tristezas.
Por si esto fuera poco, el idioma árabe es la sexta lengua más hablada hoy en día en todo el mundo. De ahí su relevancia para el apostolado y la misión. Para hacernos una idea, pensemos que no menos de 300 millones de personas hablan esta lengua semítica. La Nueva Evangelización no es ajena a este hecho tan significativo.
Otra cuestión importante es el hecho de que el árabe suele vincularse -o identificarse- sin más con el Islam. Sin embargo, es necesario poner de relieve (al margen de consideraciones teológicas, apologéticas, etc.) que el Cristianismo es anterior a la religión musulmana (siglo VII). Es decir, antes de que hubiera musulmanes de lengua árabe, hubo cristianos que rezaban en la misma. Así, parece ser que la fe cristiana en Arabia se remonta al siglo IV. Por poner otro ejemplo, en el Magreb, antes de la llegada del Islam, había 600 diócesis.
También es llamativo el hecho de que el Cristianismo suele identificarse con Occidente (así suelen hacerlo muchos musulmanes, de hecho). Pero la verdad es que la fe cristiana nació en Oriente, en Palestina o Israel. De ese lugar fueron los primeros cristianos. También en Irak o Siria la presencia cristiana data del siglo I. Sin hablar de otras iglesias orientales o la misma Bizancio (Constantinopla, Estambul), conocida como «la segunda Roma».
Pero vayamos a lo que se propone el título de esta entrada. Como es sabido, el Padre Nuestro es la oración fundamental del Cristianismo. Cuando los apóstoles le pidieron a Jesús que les enseñara a orar o rezar, Él les enseñó la citada oración. De ahí que se convirtiera en la oración vocal más importante de los cristianos (sin despreciar muchas otras, entre las que destaca el Ave María, obviamente). También puede ser llamada «la oración de los cristianos» o, más aún, «la oración de los hijos». Y es que lo nuclear de la revelación de Jesús es precisamente que Dios es Padre. Jesucristo es el Hijo eterno y consustancial de Dios que nos ha hecho a nosotros partícipes de esa relación íntima y única que el tiene con el Padre. Por eso podemos dirigirnos a Dios confiadamente diciéndole Abba, Papá, Aitatxo (o Aba, Abuna, etc.).
Así nos lo narra el evangelista Lucas en el capítulo 11 de se evangelio (Lc 11,1):
Estaba Jesús una vez orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le rogó:
–Señor, enséñanos a orar, lo mismo que Juan enseñaba a sus discípulos.a
Jesús les contestó:
–Cuando oréis, decid:
‘Padre, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Danos cada día el pan que necesitamos.
Perdónanos nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a todos los que nos han ofendido.
Y no nos expongas a la tentación.
También les dijo Jesús:
–Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle.’ Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.’ Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre.
«¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!
A continuación, la oración de los hijos en lengua árabe.