EXPOSICIÓN «PAMPLONA Y SAN CERNIN 1611-2011». IV CENTENARIO DEL VOTO DE LA CIUDAD

Imagen de objeto en exposición

El Palacio del Condestable acogerá hasta el 3 de marzo de 2012 la exposición ‘Pamplona y San Cernin 1611-2011.IV centenario del voto de la ciudad’. Con esta muestra, el Ayuntamiento de Pamplona celebra el 400 centenario del protectorado de San Saturnino como patrón de Pamplona.

La Exposición está comisariada por Ricardo Fernández Gracia, director de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro de la Universidad de Navarra, Doctor en Historia y director del Departamento de Historia del Arte de la citada Universidad. Esta muestra, compuesta de singulares obras artísticas, libros, documentos y otros objetos, da a conocer el significado de la figura legendaria e histórica de San Saturnino y su relación con la ciudad de Pamplona, especialmente desde 1611, en que se hizo el voto municipal para la celebración de su fiesta.

Fotografía de la exposición La contemplación de las piezas que la componen quiere ser un motivo de reflexión y de lectura en clave cultural, que remita al conocimiento e interpretación de hechos históricos, contextos espacio-temporales, festejos, costumbres, tradiciones desaparecidas, instituciones y personajes. Para contextualizar la época del voto se presenta un apartado sobre las artes en los inicios del Barroco, en el que se pueden admirar destacadísimas obras de aquel periodo ejecutadas tanto por maestros de la tierra, como por otros foráneos.

Procedencia de las piezas

Las 75 piezas que se exhiben proceden de la Parroquia de San Saturnino, la Catedral, el Museo Diocesano y catedralicio, el Archivo Diocesano, el Archivo Real y General de Navarra, la Parroquia de San Lorenzo, la Biblioteca General de Navarra, la Biblioteca central de los Padres Capuchinos y los Conventos de Carmelitas Descalzos, Agustinas de  Imagen del santo en exposición San Pedro, Agustinas Recoletas y Carmelitas Descalzas. Colecciones particulares de diferentes localidades, las Concepcionistas de Ágreda, la Parroquia de Artajona y el Monasterio de Tulebras. Piezas de pintura, escultura, bordado, platería y artes suntuarias de diferentes épocas y estilos, junto a libros y documentos, conforman un importante capítulo dentro del patrimonio navarro y pamplonés.

Catálogo

El catálogo que recoge información e imágenes de la exposición, consta de dos partes, la primera con cuatro estudios sobre la figura de San Cernin, la parroquia, el burgo y la fiesta y la segunda con los comentarios a las 75 que se exhiben en los diferentes apartados. El catálogo estará a la venta en la sala de la muestra. La coordinación editorial es del comisario de la Exposición Ricardo Fernández Gracia, el diseño y maquinación de José Miguel Parra Torres y la práctica totalidad de las fotografías que ilustran el Catálogo las ha realizado a José Luis Larrión. La edición es del Ayuntamiento de Pamplona y la impresión se ha realizado por Castuera Industrias Gráficas, S.A.

El catálogo recoge en cuatro partes los diferentes ámbitos en que se vertebra la exposición:

Objeto relicario de San Saturnino PAMPLONA, EL BURGO Y LA PARROQUIA

El devenir histórico del burgo pamplonés de San Cernin fue singular y destacado, desde sus orígenes en los albores del siglo XII, con la presencia de comerciantes francos y bajo la protección del obispo de la ciudad. En 1229 obtuvo la concesión del fuero de Jaca por el rey Alfonso I y en el siglo siguiente sus habitantes jugaron un papel muy destacado en la Guerra de la Navarrería. El Privilegio de la Unión (1423), por el que se creó una única jurisdicción para los burgos de Pamplona, en tiempos de Carlos III, reconoció la importancia demográfica y social del de San Cernin. De los diez jurados previstos en el nuevo estatuto del municipio unificado, cinco corresponderían a su circunscripción (tres a San Nicolás, y dos a la Navarrería). Además, el regidor cabo del Burgo presidiría las sesiones. La parroquia, elemento aglutinador de aquella realidad, fue y es visible como monumento desde sus barrios y calles, organizados en un polígono interesantísimo desde el punto de vista urbanístico. Su administración participativa, mediante una cofradía mayor, más tarde Obrería, estaría activa hasta la segunda mitad del siglo XIX.El templo de San Cernin constituye un elemento patrimonial de primer orden dentro de la trama urbana pamplonesa y de la arquitectura del gótico en Navarra, correspondiente al último tercio del siglo XIII. Con una especial relación con el poder municipal, ha sido testigo fiel de acontecimientos históricos, festivos, de cofradías, asociaciones piadosas y profesionales. Conserva destacados bienes culturales susceptibles de contemplarse, estudiarse y preservarse por su alto interés que rebasa el estrictamente contexto parroquial. Su cruz parroquial, ejemplar destacadísimo entre su tipología en Navarra, el brazo relicario de su titular, sus torres y los toques de sus campanas han formado parte de la vida cotidiana de los habitantes de Pamplona y, por tanto, de su patrimonio material e inmaterial.

RELIQUIAS, HAGIOGRAFÍA E ICONOGRAFÍA

El culto a las reliquias de San Cernin, la tradición sobre el San Saturnino más real y el más legendario del imaginario pamplonés, junto a destacadas imágenes pintadas, esculpidas y grabadas han constituido históricamente unos referentes identitarios de la ciudad. Dos importantes ciclos sobre la vida de San Saturnino, se conservan en Navarra. El primero de ellos pintado en la iglesia del Cerco de Artajona, y el segundo en las franjas la capa de terno de San Cernin que, año tras año se ha utilizado desde fines del siglo XVI a nuestros días, que se exhibe en esta muestra. La iconografía de San Cernin se puede contemplar en diversas imágenes, realizadas en madera policromada y plata o grabadas sobre papel. En muchos casos el santo, acompañado del toro que le llevó al martirio, aparece con otros signos de identidad de la ciudad como la Virgen del Camino, San Fermín o los mismísimos emblemas heráldicos de la capital Navarra. Respecto a las imágenes, hay que recordar que fueron extraordinariamente eficaces en momentos de escasez de las mismas, en los que el tiempo para su contemplación era abundante, por lo que quien las miraba podía extraer distintas sensaciones y valoraciones. En definitiva y como ha escrito magistralmente David Freedberg, comparando tiempos pasados con los presentes, ya no tenemos el “ocio suficiente para contemplar las imágenes que están ante nuestra vista, pero otrora la gente sí las miraba; y hacían de la contemplación algo útil, terapéutico, que elevaba su espíritu, les brindaba consuelo y les inspiraba miedo. Todo con el fin de alcanzar un estado de empatía”.

EL VOTO DE 1611 Y LA FIESTA HASTA NUESTROS DÍAS

El voto del Regimiento pamplonés de 1611, en el cercano contexto de los enfrentamientos entre javieristas y ferministas, tuvo como consecuencia la elevación de San Saturnino al rango de patrono de la ciudad. Así lo reconocerán las fuentes escritas municipales y el obispo, muy pronto, apenas unas décadas más tarde, en 1626 y 1644. Un festejo oficial con un protocolo que, en lo esencial, se ha preservado hasta la actualidad, si bien se ha reducido en los últimos tiempos en lo que se refiere a la víspera y a los preliminares de la procesión del día de la fiesta. Por lo demás, lo fundamental de lo estipulado en 1611 por el Regimiento de la ciudad prosigue: “se ha acordado que en su día en cada año se haga una procesión solemne desde la dicha catedral a su iglesia y que en ella, su Señoría del dicho cabildo diga misa con sermón, nombrando el dicho Regimiento predicador para esto, como se hace en las demás fiestas de su voto y devoción; y que la víspera se hagan hogueras por la dicha ciudad y otras demostraciones de contento, convocando a los divinos oficios a todo el pueblo para que en sus oraciones rueguen…”Junto a la fiesta oficial en torno a unos cultos y ceremonias religiosas, la parroquia de San Cernin y su Obrería -especie de junta administrativa elegida entre los habitantes de los barrios del burgo- prepararon, a lo largo de los siglos pasados, unas diversiones lúdicas, fundamentalmente fuegos artificiales, músicas y bueyes y toros para correr la víspera y el día del santo en los alrededores de templo. Más tarde, en pleno siglo XIX, desde el Teatro Principal y otras entidades se festejaría con destacadas funciones teatrales o de zarzuela.

LAS ARTES EN LOS TIEMPOS DEL VOTO: En torno al Clasicismo del Primer Barroco

Las primeras décadas del siglo XVII coinciden en Pamplona con la asimilación del clasicisimo que, no sin dificultad, se había abierto camino en la centuria anterior. Todas las artes, sin excepción, desde la arquitectura a la platería verán triunfar una estética ligada a los órdenes arquitectónicos y a un incipiente realismo en la figuración. Fueron años en los que el naturalismo se fue abriendo paso, en convivencia con el tenebrismo en pintura, mientras la escultura fue abandonando las fórmulas del romanismo miguelangelesco, en beneficio de actitudes más reales y anatomías y rostros más cercanos a los modelos del natural. La platería, en sintonía con lo ordenado en las Constituciones Sinodales del obispado, recién publicadas, también optó por un purismo en sus formas. La llegada del Barroco estuvo íntimamente ligada a algunas fundaciones conventuales, de modo especial a la de las Agustinas Recoletas de Pamplona, en donde los marqueses de Montejaso no escatimaron recursos para importar piezas desde la Corte, el lugar en donde mejor arte se consumía. Junto a los maestros de los talleres locales, algunos de ellos de toda solvencia en sus especialidades, se documentan en Pamplona algunos artistas italianos como Horacio Borghiani, presente en 1601, así como la llegada de notables obras importadas, como pinturas madrileñas y castellanas de Antonio Rizzi y fray Diego Leiva, que se pueden contemplar en la muestra.

Fuente: www.pamplona.es 

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