La Junta de Portavoces del Parlamento de Navarra ha aprobado una declaración institucional por la que el Parlamento de Navarra reprueba las declaraciones del Arzobispo Emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, presentada por el G.P. Socialistas de Navarra.
Han votado a favor de la declaración los representantes de SN, Bildu-Nafarroa, Aralar-NaBai e I-E; en contra han votado los presentantes de UPN y PP.
Las declaraciones del recién nombrado Cardenal fueron pronunciadas en una entrevista del Diario Sur. Fernando Sebastián se refería a la homosexualidad como «una manera deficiente de manifestar la sexualidad, porque ésta tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación» y decía también que «muchos casos de homosexualidad se pueden recuperar y normalizar con un tratamiento adecuado».
Resulta, cuando menos, alarmante, que un Parlamento decida quién puede hablar en esta sociedad y que se erija en posesión de la última verdad acerca del ser humano o del amor. Por su parte, no parece descabellado afirmar la esencial -aunque no única, ciertamente- finalidad procreativa de la sexualidad. Pero esto, que no es un dogma de fe, sino un hecho natural evidente del cual depende toda la sociedad, resulta ser «pecado» para nuestros parlamentarios y digno de la más inmediata «excomunión» política.
¿Es casualidad que esta declaración haya sido promovida y apoyada en su mayoría por partidos que apoyan los regímenes comunistas? ¿No será la mala conciencia del PSOE, IU o Bildu lo que les lleva a esta postura farisea? Porque el socialismo real no se ha caracterizado precisamente por su cariño hacia las personas de orientación homosexual…
Por ejemplo, el artículo 121 del Código Penal soviético contemplaba de cinco a ocho años de cárcel (que podían ser en el gulag) por realizar prácticas homosexuales. De 1934 a los primeros años de la década de 1980 fueron condenados, con base en el artículo 121, cerca de cincuenta mil hombres homosexuales.
Citemos unas palabras del escritor comunista ruso Máximo Gorki: «En los países fascistas, la homosexualidad, azote de la juventud, florece sin el menor castigo; en el país donde el proletariado ha alcanzado el poder social, la homosexualidad ha sido declarada un delito social y es severamente castigada. En Alemania ya existe un lema que dice: ‘Erradicando a los homosexuales, desaparece el fascismo’ (Humanismo Proletario, 1934).
¿Pero qué les importa a nuestros parlamentarios todo esto? O ¿qué les importa que una monja católica fuera en los 80 la primera en abrir un centro de acogida para los gays y toxicómanos enfermos de SIDA en Nueva York, a los que ningún hospital quería dar cobijo? ¿O qué más les da que uno de cada cuatro enfermos de SIDA del mundo -de los que una parte son homosexuales- sean cuidados por la Iglesia Católica?
Quizás también le interese:
La Madre Teresa contra el SIDA en los Estados Unidos
Recursos sobre la ideología de género «gender»
La CEE publica el documento “La verdad del amor humano”
Pingback: LA HOMOFOBIA DE LOS ANTIHOMOFÓBICOS PARLAMENTARIOS NAVARROS | RELIGIÓN EN NAVARRA – ERLIJIOA NAFARROAN