Domingo, 11 de Diciembre de 2011
La eliminación de la asignatura de Religión de la escuela pública es una propuesta que con alguna frecuencia aparece en los espacios de opinión, en algunos programas políticos y sindicales, e incluso en algunos ámbitos de la Educación. Pero no nos engañemos, las razones que aducen para su desaparición suelen ser más de carácter ideológico que pedagógico.
Partiendo de la libertad de expresión y de opinión que todos tenemos, es bueno recordar algunos puntos que nos puedan situar adecuadamente en esta cuestión.
Su presencia en la escuela es claramente constitucional, obedece a la demanda de las familias, además, instancias internacionales, como por ejemplo el Consejo de Europa, recomiendan vivamente el estudio de las religiones, por eso no es extraño ver que en todos los sistemas educativos europeos está presente la asignatura de Religión. Incluso en Finlandia, país referente por sus excelentes resultados educativos, se estudia Religión. En todos los casos, el profesorado tiene una doble capacitación, por un lado los estudios civiles correspondientes, y por otro la especialidad.
En general, nuestro sistema educativo es similar al que rige en el resto de Europa. Pero esto no quita a que determinados sectores sociales aprovechen cualquier ocasión, por ejemplo, la actual crisis económica, para pedir la desaparición de la asignatura y de paso la eliminación de los puestos de trabajo, ignorando que los más de 14.000 profesores y profesoras de Religión en España (unos 250 en Navarra), son además de padres y madres de familia, docentes con años de servicio en la escuela pública y generalmente implicados en el día a día de sus centros. Curioso modo de resolver los problemas.
Hay aspectos que se deben mejorar respecto a esta asignatura, tanto en clave pedagógica, laboral, organizativa, etcétera, pero los padres y madres que optan por Religión saben que sus hijos e hijas están en manos de profesionales de la educación con un aval de formación y de actualización pedagógica al menos equiparable al resto del profesorado de su mismo centro, y que unos y otros trabajamos cada día por una escuela pública de calidad.
En resumen, y con un poco de ironía, dado que no se ha demostrado que la enseñanza de la Religión en la escuela provoque desajustes en la formación de nuestros alumnos y alumnas, o alumnado carente de libertad, o alumnado acomplejado por extrañas enseñanzas, sino alumnado que estudia el hecho religioso con madurez y libertad, abierto a la solidaridad y al compromiso por un mundo mejor, un alumnado que valora el modelo de persona que nos propone la sociedad actual desde un planteamiento crítico constructivo y positivo… y dado que la enseñanza religiosa no se impone al que no lo desea, ¿qué tal si tampoco se busca imponer la eliminación de la enseñanza religiosa escolar de modo directo o indirecto? Ya es hora de ser, también en esta cuestión, más europeos.
Fernando Jorajuría Zabalza
Federación de Enseñanza USO-Navarra
Fuente: www.noticiasdenavarra.com