Por Mons. José Leonardo Lemos Montanet el 12 de abril de 2013
Mon. J. Leonardo Lemos La Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, con la que colaboro, nos ofrece este año las claves del por qué es importante apuntarse a la clase de Religión y Moral Católica. Estadísticamente sabemos que las matriculaciones en esta materia cayeron un 3,5 % ; a pesar de todo, siguen siendo muchos los padres que apuntan a sus hijos en clase de Religión, y siguen siendo, bastantes, los chicos y chicas que van a esta asignatura.
No es fácil la presencia de los profesores de Religión en las aulas. Tampoco lo es para los alumnos apuntarse a ella. Sabemos que en los últimos lustros una sombra de sospecha, una crítica poco objetiva y una pugna ideologizada, más o menos manifiesta, se han lanzado contra esta materia desde algunos frentes. Ante esta llamada filosofía de progreso, capitularon algunos padres y sucumbieron bastantes alumnos.
Resulta paradójico que en una sociedad como la nuestra, que presume de liberal y democrática, que se dice respetuosa con las diferentes formas de pensar y de opinar, se llegue a demonizar el hecho de la enseñanza de la Religión y la Moral Católica en la escuela, apoyándose en una supuesta cultura laicista que parece querer impregnarlo todo. Quizás se es más tolerante con la posible enseñanza de otros hechos religiosos –respetables en sí mismos – que con la Religión Católica. ¡Es un hecho innegable!
Sin embargo, si queremos una enseñanza integral para nuestros niños y jóvenes, es imprescindible hacerles llegar la idea de que la reflexión y estudio acerca del Hecho religioso cristianos-católico les puede dar las claves más importantes para entender la cultura actual y el mundo en el que vivimos; y no solo eso, sino que la Religión les puede ayudar a conocerse mejor, a descubrir el sentido de la existencia, a encontrar el porqué de esos valores fundamentales que hacen de la vida de un hombre y de una mujer, auténticamente modernos y actuales, una realidad totalmente distinta y abierta a un sinfín de posibilidades.
La educación en nuestro país está experimentando, desde hace bastantes años, una crisis profunda. ¡Leyes de Educación! y más proyectos de leyes educativas, se suceden unas a otras, algunas parece que ya han nacido muertas. La enseñanza se ha convertido en un campo de intereses ideológicos enfrentados y en medio de ese desconcierto se sitúa el curriculum académico de la asignatura de Religión. A pesar de las dificultades es necesario seguir apostando, con valentía, por esta materia ¡nos jugamos mucho! No solo la formación intelectual y la capacitación cultural de los jóvenes para que así sepan situarse en las coordenadas de la sociedad actual y puedan dar respuestas a tantas interrogantes; sino que es necesario hacerles descubrir que el estudio serio y exigente de esta disciplina es una gran inversión de futuro, es más, de esta educación y vivencia religiosa dependerá ¡todo lo demás!, de manera especial sus proyectos de futuro y las perspectivas de un auténtico progreso humano, ético y científico de nuestra sociedad.
La sociedad no solo es un entramado de relaciones, más o menos interesadas, sino que es ese ámbito de realidad en donde se nace, vive,…y muere. Y precisamente por ser esto así, se necesita poner el corazón, además de la inteligencia y de la técnica, para construir una sociedad más justa y solidaria, más sana y segura, más abierta y respetuosa con los demás, en especial con los más débiles e indefensos, con los pobres y necesitados; más pacífica y auténticamente libre.
Tan importante es la enseñanza de la Religión y de la Moral Católica en los colegios y escuelas que no basta con defender ese derecho fundamental, recogido en el artículo 27.3 de la Constitución Española; es necesario que los docentes la presenten como una asignatura apasionante, que sirve no solo para el cultivo de la inteligencia sino para saber darle un sentido a la propia vida y a la de los demás. Ser profesor de Religión supone una exigencia añadida a la tarea del docente, unplus que tienen que brotar del corazón, sin caer en sentimentalismos estériles, pero sí es cierto que el auténtico docente de esta materia debe ser una persona vocacionada, aquella que con pasión no solo trasmite una serie de conocimientos, sino que manifiesta unos contenidos de vida que son capaces de transformar los corazones de unos y otros, constituyendo así auténticos ciudadanos. En el ámbito de una sana laicidad la educación religiosa se convierte en una auténtica fuerza positiva de la que se beneficia todo el entramado social.
Es muy grande la responsabilidad de los profesores de Religión, de ahí que la exigencia sea mayor, no solo en el ámbito del conocimiento y de la preparación intelectual, sino en su coherencia existencial. No se puede enseñar lo que no se vive. La Religión es una disciplina como las demás materias humanísticas, pero encierra en sí unas posibilidades que van más allá de su estructura académica. ¡Qué grande es la responsabilidad de los profesores! pero aún es más grande la de los docentes de Enseñanza de Religión y Moral Católica, porque ellos y ellas no solo enseñan conocimientos, sino que además, deben convertirse en maestros para la vida de aquellos que están llamados a ser buenos ciudadanos ¡los mejores ciudadanos del mañana!
En estos momentos, en los que comienzan a inscribirse los alumnos para el próximo curso, apúntate a Religión y descubrirás que, a pesar de las críticas más o menos apasionadas y bastante ideologizadas, muchas veces con poco fundamento crítico, es una aventura apasionante. Por otra parte, algo distinto y desconcertante debe ser el estudio de la Religión cuando suscita tantas discusiones y censuras. No te olvides que aquello que se critica, y que cuesta, algún valor añadido debe poseer. Es conveniente reaccionar contra los criterios de la moral del rebaño que tantas veces sigue las pautas de lo políticamente correcto, o de las modas imperantes que hoy son y mañana se convierten en un estrepitoso fracaso. Sé original, ¡prueba! Apúntate a Religión, o apuna a tus hijos y espero que no te sientas decepcionado. Esto deseo para ti y para todos aquellos que quieran vivir en un ámbito de paz, de respeto y libertad, y además, sepan descubrir el sentido de tantas y tantas cosas que nos envuelven y forman parte de esto que hemos denominado mundo occidental.
Os saludo cordialmente.
+ J. Leonardo
Bispo de Ourense
Fuente: www.agenciasic.com
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