Pide que se rompan los acuerdos con el Vaticano pese a su pasado democristiano
lunes, 11 de abril de 2011
Madrid.- Gregorio Peces-Barba ha irrumpido en el debate sobre la laicidad del modo más radical. «(A los católicos) Cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden. Sólo entienden del palo», dice uno de los ‘padres’ de la Constitución en un artículo publicado ayer por ‘El País’.
Bajo el título ‘La laicidad, objetivo de la democracia en España’, Peces-Barba lamenta que el «espíritu laico» deba coexistir aún «con una Iglesia católica que vuelve por sus fueros y por su prepotencia».
«España ha sido una de las grandes perjudicadas del claricalismo», sostiene el ex rector de la Universidad Carlos III de Madrid. Para Peces-Barba, existe una transigencia excesiva con los católicos, quienes «en cuanto se les presenta la ocasión, dicen que no se puede votar a partidos que apoyan el divorcio, el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo».
El ex democristiano insta a llevar a cabo «al menos dos medidas» para marginar a los católicos: «la derogación de los acuerdos con la Santa Sede y la supresión de la enseñanza reglada de la religión».
Sorprenden estas declaraciones laicistas en uno de los impulsores de la Constitución, donde se dice que España es un Estado aconfesional que mantendrá «relaciones de cooperación» con las confesiones en beneficio de la sociedad.
Péces-Barba es totalitario porque no admite otro derecho que el derecho positivo, es decir, el que emana del Estado. Si no se admiten unos principios morales objetivos, anteriores al Estado, se incurre en el despotismo. Recordemos que lo que los nazis hicieron con los judíos era «legal», la ley positiva así lo prescribía. Pero no era moral, porque el Estado no establece la verdad, la moral o los derechos de las personas. Así, Péces-Barba pide palo para todo aquel que cuestione el poder omnímodo del Estado -como son los católicos- e impone su religión laica obligatoria en las escuelas mediante Educación para la ciudadanía, además de querer abolir la enseñanza religiosa, cuando es una demanda social. Todo un «demócrata». Y no nos engañemos, todo esto con el silencio complice del PP.