SI NO, «HAY UN VACÍO MUY GRANDE EN LA FORMACIÓN DE LAS PERSONAS»
El laureado autor de «La verdad sobre el caso Savolta» y «El misterio de la cripta embrujada» ha publicado recientemente «Las barbas del profeta» y fue entrevistado hace unos días por Julia Otero en Onda Cero.
Entre otras cosas, Eduardo Mendoza habló de la necesidad de estudiar Religión en la escuela y subrayó la influencia que tuvo en él la que estudió en su infancia. A la pregunta de ¿por qué necesitamos la Religión?, Mendoza respondió que «tenemos delante un misterio muy grande: de dónde venimos y a dónde vamos» y de que «la Religión es necesaria para afrontar la angustia existencial».
Comentando la entrevistadora la dificultad de «salir del armario del catolicismo» en la juventud, la reflexión del entrevistado no pudo ser más interesante, ya que habló de que en aquellos tiempos había filosofías e ideologías y «se sustituía una creencia por otra», «dejábamos de ser creyentes y nos hacíamos maoístas…» y «no es fácil andar sin ir de la mano de alguien».
Hablando de la mujer «como un añadido del hombre» en la Biblia, nos atrevemos a decir que el ilustre escritor no debe haber estudiado demasiada teología, ya que la dignidad de la mujer es un eje que atraviesa toda la Escritura (no sólo el Nuevo Testamento). Aunque el mismo Eduardo Mendoza añadió que no se puede juzgar esta cuestión «desde ojos actuales» (desde una ideología reduccionista que no concibe al hombre y a la mujer como llamados a vivir en comunión y que tiene sus antecedentes en la antigüedad, añadiríamos nosotros).
En cualquier caso, hay que notar que el autor confesó a la periodista que «yo tampoco he pretendido hacer con este libro ni sociología, ni filosofía, ni antropología, yo quería hacer literatura». Es claro que estamos ante un tratamiento literario de la Sagrada Escritura y, en este sentido, no deja de ser en cierto modo arbitrario, por carecer del fundamento teológico necesario. Porque la Biblia no se puede entender sin conocer quién, cómo, cuándo y con qué intención la escribió.
Como dice la Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II sobre la Divina Revelación, «para que el intérprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que El quiso comunicarnos, debe investigar con atención lo que pretendieron expresar realmente los hagiógrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos. Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas hay que atender a «los géneros literarios«. Puesto que la verdad se propone y se expresa de maneras diversas en los textos de diverso género: histórico, profético, poético o en otros géneros literarios. Conviene, además, que el intérprete investigue el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia según la condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios usados en su época. Pues para entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en sus escritos, hay que atender cuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de pensar, de hablar o de narrar vigentes en los tiempos del hagiógrafo, como a las que en aquella época solían usarse en el trato mutuo de los hombre» (n. 12).
Es algo que los jóvenes estudian en la asignatura de Religión en la escuela.
Religión en Navarra – Erlijioa Nafarroan