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15 de septiembre, 2012. (Romereports.com) Tras una intensa ronda de encuentros privados con las autoridades de Líbano Benedicto XVI ha mantenido un encuentro con personalidades civiles, religiosas e intelectuales. Antes de esta reunión ha plantado un cedro, árbol típico del país.
Durante el discurso el Papa ha apelado a la paz y para ello ha reclamado que se defiende sin condiciones la vida humana, respetar la dignidad del hombre.
Benedicto XVI
“La eficacia del compromiso por la paz depende de la concepción que el mundo tenga de la vida humana. Si queremos la paz, defendamos la vida. Esta lógica no solamente descalifica la guerra y los actos terroristas, sino también todo atentado contra la vida del ser humano, criatura querida por Dios. La indiferencia o la negación de lo que constituye la verdadera naturaleza del hombre impide que se respete esta gramática que es la ley natural inscrita en el corazón humano”.
Benedicto XVI aseguró que para lograr el desarrollo de sociedades pacificas es necesario educar a las personas en la paz, crear una cultura en la que se respete la toma de posturas que pueden ir contracorriente, pero sin caer en la violencia verbal y fisica”.
Benedicto XVI
“La tarea de la educación es la de acompañar la maduración de la capacidad de tomar opciones libres y justas, que puedan ir a contracorriente de las opiniones dominantes, las modas, las ideologías políticas y religiosas. Éste es el precio de la implantación de una cultura de la paz. Evidentemente, hay que desterrar la violencia verbal o física. Ésta es siempre un atentado contra la dignidad humana, tanto del culpable como de la víctima”.
Benedicto XVI explicó que el mal no es algo abstracto, es fruto de la libertad del hombre que en primer lugar rechaza a Dios, atentando contra el primer mandamiento; y después atenta contra el segundo, dañando al hombre. Por eso el Papa ha destacado el papel de los creyentes de los diferentes credos.
Benedicto XVI
“Los creyentes tienen hoy, por tanto, un papel esencial, el de testimoniar la paz que viene de Dios y que es un don que se da a todos en la vida personal, familiar, social, política y económica. No se puede consentir que el mal triunfe por la pasividad de los hombres de bien. Sería peor que no hacer nada”.
En este encuentro muy aplaudido por autoridades civiles y religiosas, y que es el más representativo de su visita al Líbano, Benedicto XVI ha llamado a fomentar una cultura de paz y de defensa de la dignidad humana, salvaguardando las diferencias culturales.
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