CUANDO EL DIABLO NO SABE QUÉ HACER… MATA MOSCAS CON EL RABO
En fechas recientes, se ha desatado una nueva ofensiva sobre todo aquello que tenga una relación directa o indirecta con la Iglesia católica. Primero ha sido el impuesto de bienes inmuebles (IBI) y ahora los profesores de religión.
Sobre estos últimos se han pronunciado, en primer lugar, la portavoz del PSOE en materia de Educación en la Asamblea de Madrid, indicando que sea la Iglesia quien pague a estos docentes, profesores de religión, en centros públicos. Después se ha pronunciado CCOO de Extremadura (www.abc.es, de 01-06-2012 / 13:20 h EFE), que también se suma y reitera que sea la Iglesia quien pague a los profesores de religión, apuntando que “con este ahorro se podría salvar el empleo de unos 500 profesores interinos en la región”. A juicio de CCOO de Extremadura, “las clases de religión deben sacarse del horario lectivo del sistema educativo, e impartirse por las tardes en los centros educativos o en instalaciones propias de la Iglesia católica con lo que, a los efectos del horario del centro educativo, quedarían horas y recursos financieros suficientes para evitar el despido de unos quinientos profesores interinos”. Por último, con fecha 2 de junio de 2012 (El País Galicia), en lo que se pretende un artículo, se afirma que “los profesores de religión se libran del aumento de horario lectivo”, para a continuación afirmar que “a los maestros de religión no les afectan los recortes. La Iglesia los pone a salvo”.
La música orquestada desde distintos ámbitos resuena como una melodía en los medios de comunicación para escarnio de este colectivo, que a tenor de lo sostenido por los dicentes, deberían desaparecer de la escuela pública, ahora con argumentos tan manipulados y trasnochados como enfrentar profesores de religión e interinos o que
cobrando lo mismo trabajen menos que sus compañeros. El propio Lenin ya nos avisaba de la enfermedad infantil que comportaba el “izquierdismo”.
Tanto el PSOE en la Asamblea de Madrid, como CCOO en Extremadura, como El País Galicia, han utilizado torticeramente y de manera parcial sus sermones. El primero y el segundo, esto es, el PSOE Madrid y CCOO Extremadura, afirman que sea la Iglesia quien pague a los profesores de religión de centros públicos para, además, el segundo, querer desvestir a un santo para vestir a otro. El sindicato de clase, atacado y desprestigiado por la derecha más rancia que no sólo critica su acomodaticio y no pocas veces apesebrado quehacer sindical, sino que cuestiona hasta el propio sentido y la esencia del sindicalismo, incapaz de la más mínima autocrítica y de renovadoras ideas, no encuentra otra salida que la de resucitar los mitos y fantasmas del laicismo beligerante, para arremeter contra unos trabajadores que, según ellos, propiciarían los suficientes recursos financieros para evitar el despido de unos quinientos profesores interinos. Es tanto como culpabilizar (todo se andará) de la crisis a este colectivo o a la Iglesia.
Ambos parecen que han olvidado, sin mencionar los Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede, la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, aprobada en el citado año de mayoría socialista:
“Disposición adicional tercera. Profesorado de religión.
1. Los profesores que impartan la enseñanza de las religiones deberán cumplir los requisitos de titulación establecidos para las distintas enseñanzas reguladas en la presente Ley, así como los establecidos en los acuerdos suscritos entre el Estado Español y las diferentes confesiones religiosas.
2. Los profesores que, no perteneciendo a los cuerpos de funcionarios docentes, impartan la enseñanza de las religiones en los centros públicos lo harán en régimen de contratación laboral, de conformidad con el Estatuto de los Trabajadores, con las respectivas Administraciones competentes. La regulación de su régimen laboral se hará con la participación de los representantes del profesorado. Se accederá al destino mediante criterios objetivos de igualdad, mérito y capacidad. Estos profesores percibirán las retribuciones que correspondan en el respectivo nivel educativo a los profesores interinos.
En todo caso, la propuesta para la docencia corresponderá a las entidades religiosas y se renovará automáticamente cada año. La determinación del contrato, a tiempo completo o a tiempo parcial según lo que requieran las necesidades de los centros, corresponderá a las Administraciones competentes. La remoción, en su caso, se ajustará a derecho”.
El origen de la propuesta sobre el pago delegado y que el empresario fuese la entidad religiosa, se encuentra en la Fundación Alternativas del PSOE, que en 2005 había realizado un estudio sobre el “Estatuto de laicidad y Acuerdos con la Santa Sede: dos cuestiones a debate”, en el que se afirmaba que “por lo que respecta a los profesores de religión católica, el modelo que mejor permite salvar el conflicto normativo sería el de libertad de acceso de este personal, y todo lo más el modelo contractual, pero no entre la administración educativa y el profesor, sino entre la Iglesia Católica y el profesor”, llegando a proponerse en el Consejo de Ministros un Proyecto de Ley con el siguiente tenor:
“Disposición Adicional Segunda. Enseñanza de la religión. 3. Los salarios del profesorado que, no perteneciendo a los cuerpos de funcionarios docentes, imparta la enseñanza de las religiones en los centros públicos serán abonados por la Administración competente como pago delegado y en nombre de la entidad religiosa correspondiente. A tal fin, la entidad religiosa, en su condición de empleador, facilitará a la Administración las nóminas correspondientes, así como sus eventuales modificaciones. Con independencia de la relación contractual del profesor con la respectiva confesión religiosa, la retribución se equiparará en el respectivo nivel educativo a los profesores interinos”.
Evidentemente, no fue eso lo aprobado finalmente, sino la actual Disposición adicional Tercera de la LOE citada con anterioridad. Por tanto, nada nuevo bajo el sol.
Respecto al artículo de El País Galicia, es un insulto la finalidad del mismo: convencer a la opinión pública de que los profesores de religión trabajan la mitad de horas que el resto de docentes de los centros públicos, cobrando más que ellos.
Se comienza, para ir preparando el terreno, diciendo que estos docentes “acceden al empleo público designados a dedo por el obispo de turno y no se someten al proceso selectivo de la Consellería de Educación”; cuestión no del todo cierta. La ínclita periodista no ha leído la STC 38/2007, de quince de febrero, en la que se afirma por el Tribunal
Constitucional que la Declaración Eclesiástica de Idoneidad no puede considerarse arbitraria o irrazonable ni ajena a los principios de mérito y capacidad.
En apoyo de su tesis, se cita a dos maestros de religión quienes, presuntamente, tienen menos horas lectivas que otros profesores y suponemos cobran lo mismo que ellos, porque de otra forma sería una simple jornada parcial. A tenor del contenido no podemos arriesgarnos a afirmar la veracidad de lo sostenido en el artículo, pero de ser cierto, es decir, que dos maestros trabajen menos y cobren lo mismo, sería competencia de la inspección educativa depurar responsabilidades y no a los comisarios políticos y delatores de compañeros o, simplemente, si lo prefieren de otras personas.
Se dice que en Galicia no hay “rastro de las condiciones de mérito, capacidad y publicidad a las que se someten el resto de profesores. Estas se sustituyen por el aval diocesano que garantiza la “recta doctrina” y el “testimonio de vida cristiana” del docente.
Para la Xunta, ambos certificados avalan la formación académica del aspirante”. No solo hemos de remitirnos a lo antedicho sobre el mérito y la capacidad, sino reiterarnos en la propia LOE, en su Disposición adicional tercera.
La manipulación llega a su más burda expresión cuando se sostiene que un profesor de secundaria de religión destinado en cualquier instituto de Galicia gana más que un maestro con 18 años de servicio. Se están comparando torticeramente niveles educativos distintos, es decir, ESO y Primaria; pero aún así, cobrando como lo hacen los funcionarios de carrera el complemento de sexenios, superan con ello a los profesores de religión de ESO.
En vez de aunar esfuerzos y buscar ideas nuevas para estos tiempos de crisis, es más fácil acometer contra los más débiles que asumir responsabilidades y enfrentarse a la realidad.
Madrid, a 5 de junio de 2012
Fuente: www.usitep.es
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