LO DE LA CLASE DE RELIGIÓN ES UNA HISTORIA MUY VIEJA

En el ochenta aniversario del Semanario diocesano La Verdad y como homenaje al mismo reproducimos un artículo de José Luis Martín Descalzo sobre la clase de Religión publicado en esta revista el 20 de octubre de 1985. Como se puede ver, la problemática de la clase de Religión viene de muy lejos.

Adiós a las clases de Religión

Hace algunos meses escribí en «ABC» una «Carta abierta a Felipe González» en la que le recordaba que, en entrevista que tuvo la gentileza de concederme para «Blanco y Negro», me aseguró y casi juró dos cosas: que nunca harían una escuela de adoctrinamiento socialista y que siempre habría enseñanza religiosa en las escuelas con paridad a la de las demás materias. Los artículos tuvieron -creo- una cierta resonancia. Tanta que hasta el Ministerio de Educación se vio obligado a asegurarme que no existía cambio alguno en los planes referidos a esos campos.

Varios meses más tarde, todos mis temores van camino de confirmarse. La pasada semana 182 profesores de religión de toda España llegaban a una dramática conclusión: antes de dos años la religión prácticamente habrá desaparecido de todas las escuelas españolas en todos sus grados. Quedará sometida al régimen de una de las viejas «marías», colocada en la misma hora en que los alumnos que no deseen cursarla juegan en recreo a dos metros de los estudiantes mártires que hayan elegido voluntariamente la clase de religión.

Los propios socialistas que eligieron la fórmula religión y ética como alternativa, faltan ahora a su promesa: dejan la religión como asignatura puramente optativa y, en lugar de ética, se inventan una nueva asignatura (esta obligatoria) llamada «Educación para la convivencia», porque no se atreven a llamarla por su verdadero nombre: «Adoctrinamiento en el socialismo».

Esto todavía no es hoy un hecho. Pero ya lo preludia la marcha de las cosas. Ya en el curso pasado el número de clases de religión fue reducido al mínimo, incluso para los alumnos que voluntariamente lo había elegido. En algunos centros no pasó de ocho clases al año, ya que hay mil maneras de saltárselas.

Ahora se va a la muerte total. Sería preferible que los reformadores de la enseñanza fueran, al menos, honestos y dijeran con claridad: queremos suprimir la religión. Son, encima, cobardes y buscan la muerte lenta con tiquismiquis jurídicos.

Y a mí me gustaría que el propio presidente me contestase a las preguntas que en mi carta anterior le hacía. Los hechos han seguido demostrando dos cosas: que mi denuncia era verdadera. Y que las pomposas promesas que hizo en aquella entrevista -escrita está y en magnetófono la tengo- eran vulgares engañifas. Dicho sea con perdón y sin rodeos.

J. L. MARTÍN DESCALZO

(De «ABC», día 17-9-85)

Ver artículo «Adiós a la clase de Religión» en «ABC»

Ver artículo «Carta abierta a Felipe González» en «ABC»

Continuación del artículo «Carta abierta a Felipe González» en «ABC»

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