J. GÓMEZ LÓPEZ
Ferry Eagleton, catedrático de Teoría Cultural de la Universidad de Manchester, es conocido por su ideología marxista, pero ha sido también uno de los pensadores que con mayor lucidez ha destapado los prejuicios y errores del “nuevo ateísmo”. Además se ha opuesto a la frivolización de lo religioso del filósofo francés Alain de Botton.
En su último libro publicado en castellano, “Dulce violencia”, Eagleton sostiene que tanto las invectivas de los ilustrados contra lo religioso, como los violentes ataques de Nietzsche o las funciones meramente sociales de la religión propia de las últimas décadas, se inscriben en una narrativa filosófica que no ha logrado encontrar alternativas humanas ni a Dios ni al cristianismo, ni desterrar por completo el anhelo humano de lo sagrado. La razón, a su juicio es bien sencilla: el Dios de los cristianos es insustituible. El proyecto de una cultura secularizada y progresiva, racional y positiva que haría superflua la función de la religión y reemplazaría su utilidad moral y social requirió la sacralización de otros conceptos. Así nacieron los ídolos de la razón, de la nación o de la ciencia. Para Eagleton, “los resultados han sido engañosos, pues son un remedo falaz de la religión y no tienen capacidad de responder como el cristianismo a las inquietudes existenciales del hombre”. “Ninguna fórmula simbólica -explica Eagleton- ha igualado la aptitud de la religión para relacionar las verdades más elevadas con la existencia cotidiana de incontables hombres y mujeres.”
Sacralizar la cultura como plantean algunos pensadores actuales o ciertos valores políticos como hacen otros, no ha mostrado ser una forma eficaz de asegurar la influencia de principios morales ni de garantizar su influencia social. Eagleton afirma por el contrario que la apropiación laicista de lo religioso ha fomentado la creación de una cultura elitista y antidemocrática, conformista con el neoliberalismo y, como contrapartida, ha alimentado la deriva fundamentalista de algunas religiones.
Puede sorprender que un pensador tan comprometido con la ideología marxista realce la importancia del cristianismo y lamente que la izquierda haya ridiculizado lo religioso. Sin embargo, el interés de Eagleton por lo religioso nació antes de sus convicciones políticas, y su amor a la verdad está por encima de cualquier interés materialista y prestigio mundano.
Fuente: www.laregion.es