27.08.2015
Aunque en Japón hoy apenas un 1 % de la población es cristiana, esta religión dejó una peculiar huella en la historia del país. Esta historia es especialmente palpable en varios rincones de Nagasaki. Visitamos dos edificios relacionados con la historia del descubrimiento de los “cristianos ocultos” y la bomba atómica, considerados parte del patrimonio de la ciudad: la iglesia de Ōura y la catedral de Urakami.
Un “milagro” en la historia del cristianismo en Japón
El interés y la alarma en Japón con relación al islam está aumentando a causa de los actos terroristas de los radicales islamistas, pero por increible que parezca los japoneses saben poco del cristianismo, la religión que reúne a más de 2.000 millones de fieles en todo el mundo. A pesar de esto, 2015 es un año importante para los católicos japoneses: se celebra el 150 aniversario del descubrimiento de los “cristianos ocultos”.
Esta religión fue predicada por primera vez en Japón hace alrededor de 450 años con la llegada del jesuíta Francisco Javier en 1549. Con la prohibición del cristianismo en el período Edo (1603-1868), muchos católicos repartidos por la región de Kyūshū como Nagasaki, Oita y otros lugares se convirtieron en “cristianos ocultos”, quienes mantuvieron su fe en secreto a pesar de no contar con sacerdotes y ser perseguidos durante 250 años.
Después de un largo periodo en la sombra, estos “cristianos ocultos” acudirían un día a la iglesia de Ōura de Nagasaki, donde serían descubiertos por el sacerdote francés Bernard Petitjean poco antes de la restauración Meiji, el 17 de marzo de 1865. Este hecho es considerado uno de los “milagros” en la historia de esta religión.
La mujer que confesó su fe ante el párroco francés de la iglesia de Ōura
Además de ser el lugar donde se descubrió a los cristianos ocultos, la catedral de Ōura es la construcción de estilo gótico más antigua de Japón, por lo que se la considera un tesoro nacional. Su nombre oficial es “Iglesia de los 26 mártires de Japón” en memoria de los 26 religiosos extranjeros y japoneses que fueron martirizados en 1597. Después de que Toyotomi Hideyoshi prohibiese el cristianismo en 1587, 26 cristianos fueron capturados en Kioto y Osaka y llevados a Nagasaki, donde había una gran comunidad de creyentes. Allí fueron condenados a muerte y ejecutados en la colina de Nishizaka. Hoy esta colina y la iglesia de Ōura se han convertido en lugares de peregrinación internacional.
El administrador de la iglesia de Ōura, Morooka Kiyomi, habla con nosotros sobre el descubrimiento de los cristianos ocultos.
“Solo en Nagasaki los creyentes mantuvieron la fe católica como un grupo organizado durante los 250 años que el cristianismo estuvo perseguido. Previamente a la Restauración Meiji en 1858 Japón firmó tratados de amistad y comercio con cinco países, entre los que estaban los Estados Unidos y Francia, concluyendo así el período de aislamiento conocido como sakoku, lo que permitió que llegase a Japón el padre Petitjean de Francia para asistir a la construcción de la iglesia de Ōura. En febrero de 1865 tuvo lugar una ceremonia para celebrar que las obras habían concluido”.
“Un mes después los cristianos de Urakami escucharon esta noticia y acudieron a la iglesia, el 17 de marzo. Aunque muchos de estos cristianos pensaron que podría tratarse de una trampa del gobierno Tokugawa en un momento en el que el su fe seguía siendo perseguida, al menos diez de ellos, entre los que estaba una creyente conocida como Isabelina Sugimoto, salieron a encontrarse con el padre Petitjean pensando que no les importaba que les mataran. Ellos colmaron a este religioso a preguntas y pidieron ver finalmente la figura de Maria-sama (la virgen María), y tras comprobar que se trataba de un auténtico sacerdote le confesaron que ellos eran cristianos ocultos. Este encuentro fue posible porque el centro del grupo lo formaban las mujeres que tenían una gran fe además de una gran curiosidad”.
El ejemplo de los cristianos ocultos que reconoció el papa de Roma
La noticia de este “gran incidente” cruzó Europa y el hecho fue considerado como un milagro. “En Europa muchos admiraron la manera en la que los creyentes habían mantenido su fe a pesar de no contar con ningún sacerdote”, afirma Morooka. Temían, no obstante, que la noticia del descubrimiento llegase hasta el shogún, que perseguiría a estos cristianos, así que en Roma y París la alegría por este hallazgo se difundió en secreto entre los miembros de la iglesia.
A pesar de esto, se produjo la última persecución contra cristianos en Nagasaki entre 1867 y 1870, un suceso que es conocido como Urakami yonban kuzure. Después del descubrimiento de estos cristianos, al manifestar los cristianos de Urakami públicamente su fe, el Gobierno del shogún y posteriormente el Gobierno Meiji procedió a su persecución y captura, sometiendo a muchos de ellos al exilio o la tortura. Hubo 3.394 exiliados, de los que fallecieron 662 según los registros. No fue hasta 1873 que el Gobierno Meiji levantó la prohibición contra el cristianismo, acabando con 255 años de persecución.
Aunque los medios de comunicación japoneses apenas informaron sobre ello, en enero de 2014 el papa Francisco afirmó ante la plaza del Vaticano que “a comienzos del siglo XVII los cristianos de Japón sufrieron una cruenta persecución, pero aunque muchos sacerdotes fueron expulsados, los fieles protegieron y cultivaron la fe en secreto. Podemos aprender muchas cosas de esta historia”, un hecho de devoción cristiana que el pontífice presentó como un ejemplo a seguir.
Una nueva corriente en el catolicismo que llama la atención en todo el mundo
En cuanto al sumo pontífice, últimamente en Japón está teniendo un gran éxito el libro Rōma hōō ni kome wo tabesaseta otoko (El hombre que hizo comer arroz al papa; Kōdansha). Este libro cuenta la historia de Mikohara en la prefectura de Ishikawa, un pueblo en peligro de extición por la pérdida de habitantes que decidió asociar su nombre con el dicho Kami no ko kirisuto (Cristo, el hijo de dios) y envió como obsequio al papa de Roma arroz producido localmente, una estrategia para darse a conocer y revitalizarse. El resultado fue que el arroz Rōma hōō kenjō-mai (El arroz obsequio para el papa de Roma) fue todo un éxito de ventas y permitió relanzar la producción en la localidad favoreciendo su recuperación.
Aunque Takano Jōsen, autor de dicho libro y partícipe en esta iniciativa, es conocido como un “súper funcionario” de la ciudad de Hakui en la prefectura de Ishikawa, también es un monje de la secta budista Nichiren y profesor visitante de la Universidad Risshō. Por supuesto tuvo una excelente idea al enviar este obsequio al pontífice de Roma, pero más que eso se puede decir que el hecho destaca de nuevo el peso que tiene el papa.
El papa Francisco, el número 266 del Vaticano, comenzó su papado en marzo de 2013. Al ser italoargentino, se trata del primer papa americano de la historia, y el primero de fuera de Europa en 1.272 años. Es asimismo el primer papa jesuíta de la historia. En todo el mundo la designación insólita de este papa ha sido percibida como un potente signo de la “internacionalización” de la iglesia católica y de la extensión de su influencia.
Esto es debido a que a la Compañía de Jesús se la conoce como “la tropa de élite del papa” desde la Reforma, y es parte del antiguo movimiento misionero de la iglesia católica que se ha extendido por el mundo. En la actualidad es la mayor organización católica con presencia en más de 110 países y alrededor de 20.000 miembros, realizando además labores educativas, evangelizadoras y otros trabajos relacionados con cuestiones de justicia social.
El papa ayudó al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba
Un símbolo de esto ha sido el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba el 20 de julio de 2015, después de 54 años. Ambos países anunciaron en diciembre de 2014 que habían comenzado una ronda de conversaciones para avanzar hacia la normalización de sus relaciones, y respecto a esto el presidente del Consejo de Estado de Cuba Raúl Castro agradeció especialmente al papa Francisco su “contribución al deshielo” de las relaciones entre los dos países. Sin duda esto ha vuelto a poner de relavancia la influencia que tiene una organización con una larga historia como es la iglesia católica.
Además, se espera que el papa Francisco hable ante una sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos en septiembre. ¿Qué clase de discurso ofrecerá el pontífice en el mismo lugar en el que el primer ministro Abe Shinzō hizo una alocución histórica el pasado mes de mayo? Uno de los problemas a los que se enfrentan hoy las democracias es el pensamiento sectario que propone un antagonismo entre Occidente (cristianismo) y la órbita islámica, por lo que el mundo estará pendiente ante el mensaje que pueda ofrecer el papa de Roma en un año en el que se conmemora el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
El primer papa jesuíta de la historia genera grandes expectativas
En Japón el papa Francisco también está generando grandes expectativas al ser él mismo un jesuíta como San Francisco Javier. En 2015 no sólo se celebra el 150 aniversario del descubrimiento de los cristianos ocultos, sino también el 400 aniversario de la audiencia con el papa Paulo V de los miembros de la Embajada Keichō enviada a Europa por el señor feudal (daimyō) Date Masamune.
Hablamos de ello con uno de los administradores de la catedral de Urakami en Nagasaki, Araki Kazuhiko, que nos confiesa que “en Japón no es tan sencillo como en Filipinas o Corea del Sur porque hay un menor número de católicos, pero sin duda nos gustaría que el papa visitase Nagasaki”. Han pasado 34 años desde que Juan Pablo II hiciese una primera visita histórica en febrero de 1981. No obstante, en Roma aún no se han pronunciado con claridad sobre una posible visita.
El primer ministro Abe visitó el Vaticano en junio de 2014, un encuentro que aprovechó para invitar al papa Francisco a visitar Japón. La ciudad de Nagasaki también le ha hecho llegar una carta de invitación, recibiendo una respuesta positiva por parte del pontífice. De hecho, el papa afirmó ante los medios en noviembre de 2014 que “La humanidad no ha aprendido nada de Hiroshima y Nagasaki. […] Debemos comenzar desde cero al igual que lo hicieron estas ciudades”. Además, dicen que el papa Francisco tiene el deseo de visitar las zonas afectadas por el Gran Terremoto del Este de Japón.
Una disminución paulatina del número de cristianos en Japón: hoy no superan el 1 % de la población
El número de católicos en Japón, no obstante, continúa descendiendo. Según Morooka Kiyomi hoy hay alrededor de 450.000 católicos en todo Japón, mientras que en Nagasaki “había unos 5.000 hace 150 años, y hoy contamos con alrededor de 70.000. En Nagasaki una de cada 20 personas es creyente, pero en el resto de Japón es una de cada 4.000 o 5.000”. Por otra parte, el número de visitantes a la iglesia de Ōura en la actualidad a lo largo del año está en torno a los 650.000, si bien es cierto que antes de la crisis económica en Japón, en la década de 1980, acudían en un año alrededor de 1.520.000 personas.
El anuario sobre religiones (Shūkyō nenkan) de 2013 refleja que el número de cristianos en Japón es de alrededor de 1.908.000 personas, lo que supone que un 1 % de los creyentes entre todas las religiones existentes en el país son de esta confesión. Lo cierto es que desde la Restauración Meiji (1868) el porcentaje de creyentes cristianos jamás ha superado el 1 % de la población total. Además, los católicos representan solo el 0,3 % de la población.
La catedral de Urakami, lugar de congregación de fervorosos católicos coreanos
Por otra parte, frente a la catedral de Urakami, que la bomba atómica redujo a escombros en 1945, Araki Kazuhiko comenta que “hay alrededor de 5 millones de católicos coreanos y los más fervorosos vienen a Urakami en grupos para escuchar la misa por turnos durante un día y después volver. Entre ellos también hay otros grupos de visitantes coreanos que acuden para escuchar la misa más veces durante varios días”. En toda Asia sin duda el país con más cristianos es Filipinas, superando el 80 % de la población el porcentaje total de creyentes. Allí hasta el presidente celebra una ceremonia de investidura en una iglesia. En Corea del Sur el 30 % de la población es cristiana, y el país tuvo incluso un presidente católico, Kim Dae-Jung.
Araki nos explica el reto al que se enfrenta la iglesia católica en Japón: “el número de jóvenes está descendiendo, y estos se alejan cada vez más de la iglesia. Tenemos que atraer a nuevos creyentes destacando la importancia de rezar”. Araki habla también sobre las iniciativas para promover el registro como Patrimonio Mundial de la Unesco de las “Iglesias de Nagasaki y otros lugares relacionados con el legado del cristianismo” (13 sitios históricos) por parte de las autoridades de la prefectura y la ciudad: “en realidad la iglesia católica es indiferente a esto. Nosotros queremos que en estos lugares se reflexione sobre la relación entre los gobernadores y la religión, y sobre cómo han superado las situaciones difíciles los cristianos ocultos, en lugar de ser tenidos en cuenta simplemente como enclaves turísticos.”
Muchos miembros de la iglesia católica de Nagasaki desean que el papa visite Japón solo por esta sencilla razón. Al igual que Juan Pablo II logró contribuir al fin de la guerra fría y a mejorar el entendimiento con otras religiones como un “papa de acción”, se espera que una visita del papa Francisco a Japón ayude a que sople un nuevo viento tanto en Asia como en Japón.
Fotografía del encabezado: la iglesia* de Ōura en Nagasaki, conocida por ser el lugar del “milagro” del descubrimiento de los cristianos ocultos de Japón.
Fuente: www.nippon.com