CRISTIANOS CONTRA HITLER

 En esta ocasión, queremos recomendar a nuestros lectores el interesante libro «Cristianos contra Hitler» (Libros Libres), de José Manuel García Pelegrín. El autor, que también escribió ‘La Rosa Blanca’, biografía a seis opositores a la dictadura nazi. «El rasgo que tenían en común los conspiradores era ser cristianos». Transcribimos la entrevista que se realizó a García Pelegrín en La Gaceta. En ella, el autor muestra los paralelismos que se pueden establecer entre nuestra época y la que refleja el libro.

‘Cristianos contra Hitler’: también existió el holocausto cristiano

Santiago Mata. Madrid

En Cristianos contra Hitler (Libros Libres), el madrileño José Manuel García Pelegrín, doctor en Historia por la Universidad de Colonia, continúa la temática de La Rosa Blanca (2006), sobre el grupo en torno a Sophie Scholl. Ahora repasa las vidas de seis personas que lucharon contra el nazismo, desde el obispo católico Clemens von Galen al abogado protestante Helmuth von Moltke, pasando por campesinos, militares, y una polaca, Irena Sendler, que salvó a más del doble de judíos que Schindler.

García Pelegrín muestra en un mapa que las zonas católicas de Alemania fueron aquellas donde los nazis obtuvieron menos votos. Pero la evidencia de que la resistencia fue minoritaria lleva al autor a repetir las palabras de un suboficial austriaco, justo entre las naciones, que salvó a 300 judíos en Lituania y fue condenado a muerte: “Si cada uno de los cristianos hubiera salvado a un solo judío, los nazis lo habrían tenido bastante más difícil”.

Minoría importante

En la Alemania nazi había 20 millones de católicos, entre 35 y 40 millones de protestantes, casi toda la población era cristiana. Pero los que estaban dispuestos a oponerse al nazismo eran tan pocos que todos los movimientos de resistencia fracasaron. También la Rosa Blanca “en su intento de levantar a los estudiantes de la Universidad de Múnich y a los jóvenes contra los nazis”, dice Pelegrín.

Sin embargo, el autor opina que ese fracaso hay que contrastarlo con un dato luminoso al que hacía referencia Philipp von Boeselager, penúltimo en morir de los confabulados del 20 de julio de 1944 (atentado de Stauffenberg contra Hitler): “Lo que nos unía a todos, conspirando dentro del Ejército, era el ser cristianos”.

Anticlericalismo

Reflexionando sobre las acusaciones que se vierten contra la Iglesia en España, el historiador recuerda que eso mismo sucede en la película Sophie Scholl, cuando la Gestapo echa en cara a la joven cristiana que la Iglesia “tiene sus mandamientos”, a lo que ella responden que “en la Iglesia estamos voluntariamente”.

“Yo añadiría” –completa García Pelegrín– “que la Iglesia católica da indicaciones sobre cuestiones de fe y moral, y luego deja a la libre conciencia de cada persona el ajustarse a esos principios morales. Son ámbitos de la vida completamente diferentes. Uno es el totalitarismo político, ideológico, que no deja a la libre actuación ningún aspecto de la vida. La fe y la moral católicas no imponen un modo de actuar. No tiene punto de comparación con una uniformidad en todos los sentidos de la vida”.

Lo contrario, que el laicismo se parezca al nazismo, tampoco es cierto para Pelegrín, pero “hay dos aspectos en que sí se pueden comparar”: la lucha contra la educación cristiana y contra el clero, y la eutanasia.

Rasgos totalitarios

“El Estado nazi intentó quitar a los padres la educación de los hijos. La injerencia del Estado abarca tanto la escuela como el tiempo libre. Hacen una escuela estatal, pública y unificada”, recuerda García Pelegrín. A eso se une la “cuestión de los crucifijos. Intentan retirarlos y sustituir las clases de religión por las de espíritu nacional-socialista”. Por último, el ataque contra el clero católico: “los juicios por abusos sexuales, la acusación de pederastia”.

El segundo gran paralelismo, para Pelegrín, es la eutanasia, “el programa contra el que protestó el cardenal Von Galen”, biografiado en este libro.

Ahora que apenas quedan figuras de la resistencia vivas, García Pelegrín quiere “seguir rescatando del olvido a estas personas”. Le inspira el caso de Anelie, hermana de Willi Graf, uno de los miembros de la Rosa Blanca ejecutados, que se pasó la vida dando charlas en colegios, para recordar que “en todas las épocas ha habido gente capaz de resistir a la corriente general”.

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