XAVIER NOVELL, obispo de Solsona
«Jesús hoy sería un ‘indignado’ más»
Es el prelado más joven de España. Tiene 41 años, cuando la edad media de los obispos ronda los 60. Por ello asegura que entiende bien las necesidades de la gente de su edad. Como ellos, se ha enamorado, emplea las redes sociales, se equivoca, rectifica… Con motivo de la visita del papa, hablamos con él.
Nació en un pueblecito de Lérida, Montfalcó d’Agramunt, en 1969, y fue ordenado obispo de Solsona en diciembre pasado. «Voy a hacer muchas cosas nuevas», dijo entonces. Y ya ha empezado: acaba de publicar ‘Carta a los jóvenes’, libro en el que los invita a iniciarse en el camino de la fe.
XLSemanal. ¿Cómo me dirijo a usted: señor obispo, prelado, monseñor, padre…?
Xavier Novell I Gomà. A mí, la gente en mi diócesis me llama ‘señor obispo’. Pero no me molesta en absoluto que me tuteen.
XL. Pues, si le parece bien, yo le hablaré de usted. ¿Con quién se confiesa?
X.N. Con el primer cura que me encuentro en mi diócesis.
XL. ¿Cuándo lo hizo la última vez?
X.N. En Lourdes. Me confesé antes de confesar a mucha gente. Hace unos días.
XL. Ahora que no nos oye nadie, ¿cuál ha sido su último pecado?
X.N. No rezar lo suficiente.
XL. Pues si eso lo dice un obispo…
X.N. Es el primero del que me confesé este lunes. No ha sido el más grave, pero es el que provoca pecados más graves.
XL. Esto es una entrevista y me temo que no va a haber secreto de confesión. Lo sabe, ¿no?
X.N. Sí, lo sé. Lo sé. Qué remedio.
XL. ¿Algún pecadillo inconfesable que hoy pueda confesar?
X.N. No, no. No puedo. Si es inconfesable, no lo puedo decir.
XL. ¿Ser el obispo más joven de España imprime carácter?
X.N. Más que imprimir carácter, impone un poco. Mediáticamente es algo atractivo, pero internamente, en el fondo, uno lo que tiene que hacer es estar calladito y aprender. Conjugar el tirón mediático que tiene ser el obispo más joven con intentar no parecer representante de no sé quién, a veces cuesta.
XL. Habrá también un cierto miedo de no acabar convirtiéndose en una especie de padre mediático.
X.N. No tengo ese miedo porque no siento ninguna pasión ni ningún interés por estar en el candelero. No he buscado nada ni pienso hacerlo. Lo que sí quiero es aprovechar las oportunidades que me vayan surgiendo para hacer una presencia de Iglesia.
XL. Si Jesucristo viviera hoy, ¿sería un ‘indignado’ más?
X.N. Ciertamente, el Señor se indignó ante tantísimas manipulaciones que habían hecho los dirigentes de Israel de la religión. Jesús se indignó ante la falta de humanidad de su pueblo hacia los que sufrían. Jesús se indignaba ante quienes habían recibido el encargo de servir y lo que hacían era servirse. En lo que hay de ese movimiento de acusación y denuncia, Jesús se siente cerca de ellos. En lo que pueda haber de ‘no estamos de acuerdo con nada’ y ‘no sabemos lo que proponemos’, Jesús les recomendaría ser compasivos con los que tratan de hacerlo lo mejor que saben. Quizá quienes se indignan tampoco tienen la piedra filosofal. Las cosas son muy complejas.
XL. Imaginemos que aquí sentado está Stephen Hawking. ¿Cómo lo atraería usted al redil?
X.N. Yo, para atraer al redil a Stephen Hawking y a todo el mundo, solo tengo una receta muy sencilla, que es encontrarse con Cristo. Y eso es difícil. Creo que Hawking puede ser un gran candidato para el atrio de los gentiles, para esa iniciativa bonita del Santo Padre, este intelectual potente que el Señor ha querido que fuese pastor de la Iglesia, y que invita a un diálogo franco para encontrar la verdad. Cualquier científico desea conocer la verdad. Por eso, estoy seguro de que no le importaría mantener un diálogo franco y sincero con alguien que, desde otra óptica, también busca la verdad. Y, entonces, si ahí el Señor hiciera su obra…
XL. ¿Por qué es tan difícil que un joven hoy viva conforme a la fe cristiana?
X.N. Porque creer en Jesucristo supone una dimensión trascendente y misteriosa que está como aletargada en los jóvenes. Por otro lado, exige un cambio de vida. Pero todo eso puede solucionarse si un buen día un joven se encuentra con un amigo que está encantado de la vida y que le cuenta que su felicidad es porque se ha encontrado con Cristo.
XL. ¿Ha descendido mucho el número de jóvenes españoles que quieren ser sacerdotes?
X.N. En relación a hace 20 años, no; en relación a hace 40, sí.
XL. ¿De un modo preocupante?
X.N. Vivimos un tiempo muy difícil. No solo es que entran pocos jóvenes en el seminario desde finales de los 60, sino que además muchos de los que habían sido ordenados dejaron el sacerdocio, y de pronto hubo una crisis muy fuerte. Eso duró unos 20 años; y yo creo que hace unos 20 años repuntaron las vocaciones. Lo que pasa es que ese repunte no se consolida, no va a más, está estancado. Por eso tenemos un problema serio.
XL. ¿Cuál es su mayor consejo para que un joven emprenda un camino de fe?
X.N. Buscar ser feliz. Realmente feliz. A un joven que tiene 17 años eso le puede sonar a ‘vive lo que deseas’. A un joven de 22 o 23 ya le suena a ‘me han dado algunos palos’ o ‘no es oro todo lo que reluce’. Quizá ese joven piense que es verdad que la flor no se encuentra en el vivir a cien, en el probarlo todo, en el transgredir todo, sino en encontrar un amor que no falle nunca. Y yo creo que ese amor solo existe en Dios.
XL. Hay quien afirma que, aunque someramente, hay que conocer al enemigo: ¿ha hecho botellón alguna vez?
X.N. Nunca. No he tenido esa necesidad.
XL. ¿Se ha fumado algún porro?
X.N. Nunca. Te aseguro que nunca he fumado un porro.